Disculpen la tardanza, pero aquí les dejo una invitación de nuestro estimado César y una nota sobre el otro gran César:
Amigos, quedan todos invitados a la tertulia del sábado 17 de junio donde hablaré y recitaré algunos poemas de César Vallejo (y también de Eguren, Chocano, Heraud, Romualdo), en la Escuela de Idioma Español "Tozai Center" (Tozai Senta), ubicada en Tokyo, a 3 minutos de la estación Monzen nakacho de las líneas de trenes Tozai y Oedo. Comenzará a las 14 horas y culminará a las 17 horas.
Los espero, un abrazo.
Chony
CESAR VALLEJO
“He aquí un creador en la radiante, en la rebosante plenitud de la palabra.-Hermano, pon tu diestra en el corazón, y tu corazón en los labios y dime: ¿Quién en nuestra patria rompió a hablar con tanta fuerza, con tanta grandeza, con tanta profundidad, con tanta ternura, con tan ardorosa violencia cordial, con tanto éxtasis y con tanto amor? ¿Quién dijo sus primeras palabras con tan inflamada vocación de canto, con tan potente y fuerte ansia para el vuelo, con tan máscula originalidad?...
Antenor Orrego(1919)
César Abraham Vallejo Mendoza nació en Santiago de Chuco (Departamento de La Libertad) el 16 de mayo de 1892. Sus padres fueron Francisco de Paula Vallejo Benítez y María de los Santos Mendoza Gurrionero, ambos hijos de sacerdotes españoles (Gallegos) e indias chimues. César era el menor de once hijos, ligó mucho su infancia con los tres últimos, los más próximos a su edad “Aguita”, “Nativa” y Miguel.De 1900 a 1904 César realizó sus estudios primarios en Santiago de Chuco y de 1905 a 1908, sus estudios secundarios en Huamachuco (La Libertad). Entre 1910 y 1912 se matriculó en las universidades de Trujillo y San Marcos (de Lima), pero sin lograr estudiar esos años porque su estrechez económica lo obligó a trabajar, empleos que lo hicieron conocer las penalidades de la clase trabajadora y la injusticia del orden económico, político y social en el Perú.Entre 1913 y 1917 estudió en la Universidad de La Libertad, en Trujillo; cursó la Facultad de Letras, graduándose de Bachiller en Filosofía y Letras el 22 de septiembre de 1915 con su tesis EL ROMANTICISMO EN LA POESÍA CASTELLANA, y la Facultad de Derecho. A la vez, enseñó en 1913-1914 en el Centro Escolar de Varones # 241 (1913-1914) y en el Colegio Nacional de San Juan (1915-1917), uno de sus alumnos fue Ciro Alegría.La muerte de su hermano Miguel, compañero entrañable de sus juegos infantiles, el 22 de agosto de 1915, afectó intensamente a César. Primera muerte de un familiar que lo sucedió.Un hecho crucial en la formación cultural y el despliegue poético de Vallejo fue su estrecha amistad entre 1915 y 1917 con un grupo de jóvenes intelectuales, que el poeta Juan Parra del Riego denominó “La Bohemia de Trujillo”.Aclaremos que aquí “Bohemia” tiene su sentido profundo de vida de artistas e intelectuales que no se someten a las normas de la vida burguesa.Integraban dicha “bohemia” Antenor Orrego (quien era Jefe de Redacción del diario trujillano La Reforma, donde se publicaron muchos poemas de Vallejo), José Eulogio Garrido (Jefe de Redacción del diario trujillano más poderoso, La -Industria, donde concedió acogida al joven Vallejo), Víctor Raúl Haya de la Torre (a quien dedica un poema Triunfa Vanidad), Macedonio de la Torre (pintor, escultor y músico), Alcides Spelucin, etc. por citar a las figuras que destacaron en la renovación de la poesía, la pintura y la política que empezó a gestarse en el Perú.Vallejo tuvo que padecer las burlas de la colectividad trujillana que abominaba de la “bohemia”. Sus versos fueron ridiculizados por periodistas de Trujillo y Lima; entre ellos Clemente Palma (Variedades, Lima) quien juzgó como unos “mamarrachos” los poemas que Vallejo le envió en 1911 y en 1917. Todavía en 1925, Luis Astrana Marín, un crítico español de gusto acartonado y conservador, se reía de la nueva sensibilidad contenida en los Heraldos Negros.Pero los espíritus mas finos y sensibles estimularon a Vallejo desde este periodo trujillano; entre ellos, los conocidos poetas José Maria Eguren y Juan Parra del Riego.Bajo el estimulo de los “bohemios”, Vallejo, por un lado, asimiló la nueva poesía del simbolismo francés y el modernismo hispanoamericano (sobre todo Rubén Darío y Julio Herrera y Reissig). Por otro lado, fue perfilando su tono personal, intransferible, ya patente en varias composiciones de 1917. Antes de tratar a Orrego (a quien conoció a fines de 1914) y a la “bohemia”, Vallejo solo conocía bien los clásicos del Siglo de Oro español (siempre le quedó un gusto por el endecasílabo y el heptasílabo, por los juegos antitéticos del conceptismo, y algunos temas de Quevedo y símbolos del Quijote de Cervantes) y los poetas románticos.Mención especial reclama el estimulo constante que recibió de Antenor Orrego, quien siempre lo orientó a expresarse del modo mas auténtico posible, aunque rompiera las normas gramaticales y retóricas y aunque chocara con el gusto reinante. Orrego fue el primero en percibir el genio creador de Vallejo. Ya en 1915 le celebró sus aciertos; confiaba en que poseía una voz inédita para la poesía universal y lo impulsaba a sacarla sin ataduras.El año 1918 resultó clave en la trayectoria de Vallejo, la muerte de su madre (el 9 de agosto) de tanta repercusión en TRILCE, la muerte de Maria Rosa Sandoval (de quien estuvo enamorado desde 1916) y la instalación en Lima y la publicación de los Heraldos Negros.Los Heraldos Negros recién entra en circulación en julio de 1919. Fue elogiado calurosamente por Antenor Orrego en Trujillo y saludado favorablemente por críticos limeños, “Aloysius”, “Cloves” y “Gastón Royer” (Luis Góngora, Luis Varela y Orbegozo y Ezequiel Balarezo) quienes enfatizaron el nexo de Vallejo con el simbolismo francés y las apreciaciones penetrantes de Jorge Basadre quien destaca su cepa romántica y Mariategui, su sensibilidad de raíces andinas. Pero Orrego fue mas allá: Vallejo era ya, para él, “inclasificable”.Para la factura de los Heraldos Negros, fueron determinantes el Romanticismo y el Modernismo, manifestaciones del alma “moderna” en proceso de liberación de las normas clásicas y “tradicionales” del arte.El Modernismo no fue una escuela limitada a los aportes estilísticos y la imaginería de Rubén Darío en “Azul” (1888) y sobre todo “Prosas Profanas” (1896) Vallejo satiriza a los rubendarianos, que reducen el ser moderno a copiar a Darío.Como Darío, José Enrique Rodó, José Martí y entre los peruanos, Manuel Gonzáles Prada, José Maria Eguren y Abraham Valdelomar, Vallejo se interesa por la floración modernista como una corriente en la que cabían grandes diferencias de estilo.Lo esencial de esta corriente radica en el afán de asimilar la “modernidad”, sus ricas manifestaciones europeas de fines del siglo XIX (Simbolismo, Parnasianismo, Impresionismo, Decadentismo, etc., en el terreno literario y estético; Positivismo, Evolucionismo, Anarquismo, Socialismo, etc., en el terreno de las ideas filosóficas y científicas).El modernismo inauguró la modernidad, pero sin transponer totalmente el umbral, como lo haría el Vanguardismo.El Vanguardismo puede decirse que se inicia en Hispanoamérica en 1916 (el mismo año de la muerte de Rubén Darío), con el creacionismo del chileno Vicente Huidobro. En el Perú, el impulso favorable al Vanguardismo (registrable desde 1915-1917, con Abraham Valdelomar, Juan Parra del Riego y Alberto Hidalgo) cuajaría plenamente en 1922, con “Trilce” de Vallejo, poemario totalmente “moderno”, en los recursos expresivos y la cosmovisión.Una observación general es que Vallejo cultiva dos direcciones y proyectos diversos: 1) Una poesía de “aire metafísico” y visión “simbolista”, de gran complejidad “emotiva” e “interior”. Línea lírica. La misma que nutrirá “Los Heraldos Negros”, “Trilce” y casi todo “Poemas Humanos”. 2) Una poesía dirigida a un publico no conocedor de la poesía “moderna” (al que no se le puede poner el lema de LHN, “El que pueda entender, que entienda”), mas bien cívica y pedagógica en sus objetivos, pensando en los niños o los jóvenes, a quienes anhela librar de prejuicios y ataduras e invitar a la utopía. Una línea con resabios épicos (como los “himnos” o las “salutaciones” de Rubén Darío) o de la clásica poesía didáctica. Los resultados estéticos de Vallejo en esta vertiente fueron lamentables, hasta que acertó, por fin, con algunos de los “Poemas Humanos” (celebra al bolchevique, al trabajador) y en especial el gran logro de “España, aparta de mi este cáliz” (que concluye invocando a los niños.)